domingo, 21 de junio de 2009

El Mito del Trato 'Humanitario',


Muchas personas nos ven como excéntricos declarados, de
primer nivel, los primeros de la clase de los chiflados. Sin embargo,
reducido a lo esencial, lo que nosotros defendemos es de mero sentido
común.

Creemos que cada animal matado para alimentarnos, atrapado
en una trampa para usar su piel, utilizado en laboratorios o entrenado
para saltar por aros es alguien único, no un genérico 'algo'. Creemos
que les importa lo que les suceda. ¿Por qué? Porque lo que les sucede
representa una diferencia en la calidad y la duración de sus vidas.

A este respecto, pensamos que los humanos y los animales
son lo mismo, son iguales. De modo que todos los defensores de los
derechos animales comparten un punto de vista moral común: no
deberíamos hacerles lo que no querríamos que nos hicieran a nosotros.
No comerlos. No llevar sus pieles. No experimentar en ellos. No
entrenarlos para saltar por aros. Nosotros decimos: 'No jaulas más
grandes, sino jaulas vacías.'

Comparativamente hablando, pocas personas son defensoras
de los derechos animales. ¿Por qué? Parte de la respuesta concierne a
nuestras creencias dispares acerca de con qué frecuencia se trata mal
a los animales. Nosotros opinamos que ésta es una tragedia de
proporciones incalculables.

Los no activistas creen que el maltrato
apenas ocurre.

Que piensen así parece bastante razonable. A fin de
cuentas, tenemos leyes que disponen cómo han ser tratados los
animales, y una cuadrilla de inspectores del gobierno para certificar
que dichas leyes son obedecidas.

¿Qué requieren nuestras leyes? En el lenguaje de nuestra
legislación federal más importante, el Acta de Bienestar Animal, los
animales deben recibir 'un cuidado y un trato humanitario. ' Es decir,
los animales deben ser tratados con consideración y bondad, con
misericordia y compasión, el auténtico significando de la palabra
'humanitario. ' Así reza en cualquier diccionario estándar.

Si las cosas estuvieran tan mal como los activistas dicen
que están, los inspectores del gobierno sacarían a la luz pública una
enorme cantidad de casos de crueldad. Sin embargo, esto es
precisamente lo que los inspectores de gobierno no encuentran.

Para el ejercicio económico 2001, el Servicio de
Inspección de Salud de Animales y Plantas (APHIS) realizó 12.000
inspecciones. De este total, sólo se informó de 140 casos de posibles
infracciones por dispensar un trato inadecuado a los animales. Esto
significa una tasa de cumplimiento de la ley del 99%.

No es de extrañar que el gran público crea que, salvo
raras excepciones, los animales son tratados con misericordia y
bondad, con consideración y compasión.

Por desgracia, la confianza del público en lo adecuado de
las inspecciones del gobierno es desacertada. Lo que los inspectores
del APHIS consideran trato humanitario socava las propias inspecciones
antes de que se lleven a cabo. Considere algunos ejemplos de lo que
les ocurre a los animales en los laboratorios de investigación.

Gatos, perros, primates no humanos y otros animales son
ahogados, asfixiados, y matados de hambre.

Son quemados, sometidos a radiaciones, y utilizados como
'conejillos de indias' en la investigación militar.

Se les extraen los ojos quirúrgicamente y se destruye su audición.

Son desmembrados, y sus órganos son aplastados.

Se utilizan medios invasivos para provocarles infartos,
úlceras y convulsiones. Se les priva del sueño, se les somete a
electroshock, y se les expone a calor y frío extremos.

Cada uno de estos procedimientos y resultados cumple con
el Acta de Bienestar Animal. Todos obedecen a lo que los inspectores
del APHIS consideran 'un cuidado y un trato humanitario' .

Y las cosas son aún peores....para miles de inocentes perros y gatos que sufren torturas

causadas por los (humanos) con quien comparten (el hogar..o infierno?)



Se estima que el número anual de animales utilizados en
laboratorios de investigación sujetos a inspecciones del APHIS es unos
20 millones. Esta cifra, a pesar de ser considerable, resulta
insignificante al lado de los 10 mil millones de animales matados al
año para ser comidos, sólo en los Estados Unidos.

Sorprendentemente, los animales de granja son
explícitamente excluidos de la protección legal que proporciona el
Acta de Bienestar Animal. Esto es lo que el APA dice: ' [En el Acta de
Protección Animal] el término 'animal'... excluye a caballos no
empleados para la investigación y otros animales de granja, tales
como, aunque no exclusivamente, el ganado o las aves, utilizados o
destinados a convertirse en alimento (o tejido). . .'

¿Pero si no es nuestro gobierno, quién decide qué
significa un cuidado y un trato humanitario para los animales de
granja? En la realpolitik de la ganadería americana, es la propia
industria de animales de abasto la que escribe las reglas.

¿Y qué tipo de trato permiten esas reglas? Veamos algunos ejemplos.

Las terneras pasan toda su vida confinadas individualmente
en estrechos establos tan reducidos que no pueden darse la vuelta.

Las gallinas ponedoras viven un año o más en jaulas del
tamaño de un cajón de escritorio, siete gallinas o más por jaula, tras
el cual son sistemáticamente privadas de comida durante dos semanas
para inducir un nuevo ciclo de puesta.

Las cerdas son instaladas durante cuatro o cinco años en
cercos individuales rodeados de barrotes ('establos de gestación')
escasamente más anchos que sus cuerpos, donde son forzadas a dar a luz
camada tras camada.

Hasta que saltó la reciente alarma de las 'Vacas Locas',
las vacas demasiado débiles para mantenerse en pie eran arrastradas o
empujadas hasta el matadero.

Los gansos y los patos son forzados a ingerir el
equivalente humano a 30 libras de alimento por día para agrandar su
hígado, lo mejor para satisfacer la demanda de foie gras.

Todas estas condiciones y procedimientos ponen de
manifiesto el pertinente compromiso de la industria con la
misericordia y la bondad, la compasión y la consideración.

Conforme a lo dispuesto en el Acta de Bienestar Animal,
existen más animales, además de los destinados a ser 'alimento', que
no alcanzan la consideración de animales. Esto es válido para
cualquier animal empleado en la industria textil. En la del cuero, por
ejemplo. O la lana. O la piel. Esto son hechos, no ficción. Los
animales cuya piel utilizamos, tanto si son atrapados en trampas como
si son criados en granjas peleteras, están exentos incluso de la
escasa protección legal proporcionada por el APA. Como sucede en la
ganadería, la industria peletera establece sus propias medidas y
regulaciones de 'cuidado humanitario' .

¿Y qué cosas permiten las granjas peleteras o las trampas
'humanitarias' ? Aquí tenemos algunos ejemplos.

En las granjas, los visones, chinchillas, mapaches,
linces, zorros y otros animales son confinados en jaulas de tela
metálica durante toda su vida.

Las horas que están despiertos las pasan desplazándose de
un lado al otro, o haciendo círculos con la cabeza, o saltando hacia
los lados de sus jaulas, o automutilándose, o comiéndose a sus
compañeros de jaula.

Se les mata rompiéndoles el cuello, o por asfixia
(utilizando dióxido de carbono o monóxido de carbono), o
introduciéndoles barras eléctricas por el ano para 'freírlos' de cabo
a rabo.

Los animales atrapados en trampas tardan un promedio de 15
horas en morir.

A menudo se arrancan a sí mismos los miembros atrapados en
un vano intento por salvar sus vidas.

Todo es perfectamente legal; cada detalle ocurre de
acuerdo con los estándares de bondad y misericordia, de consideración
y compasión de la industria.

Aquellos de nosotros que ya tenemos una cierta edad
recordamos las inmortales palabras del locutor de televisión Howard
Beale, en la Red cinematográfica. Todo es una locura, decía Beale. El
mundo está patas arriba. La gente debería enfadarse. Enfadarse de
verdad. '¡Quiero que todos ustedes se levanten de sus sillas!,' decía
Beale a sus espectadores, 'Vayan hacia la ventana, ábranla, saquen la
cabeza, y griten, '¡estoy absolutamente furioso y no voy a permitir
esto ni un minuto más!''

Las personas que confían en lo que los portavoces de la
industria y los inspectores del gobierno les dicen acerca del
'cuidado y el trato humanitario' de los animales deberían seguir la
recomendación de Howard Beale. Deberían enfurecerse por dos razones.

Primero, deberían enfurecerse por cómo se les ha tratado.
La pura realidad es que no se les ha dicho la verdad. Han sido
desorientados y manipulados por los portavoces de la industria y del
gobierno. 'No hay nada de qué preocuparse. Público, confíe en
nosotros: todo está en orden en los laboratorios, en las granjas, en
el campo. Los animales reciben un trato humanitario. ' ¿Confía en
nosotros? Esperemos que ya no.

Segundo, la gente debería enfurecerse por cómo se trata a
los animales. Cuando los animales son desmembrados y sus órganos
aplastados; cuando se les hace enfermar a través de la alimentación
que son forzados a comer y pasan la vida entera solos, aislados;
cuando son gaseados hasta morir o se les rompe el cuello: no existe
maquinaria propagandística en el mundo que pueda transformar estos
hechos espantosos en lo que no son.

Si llega el día en que el gran público se enfurece, el
número de defensores de los derechos animales empezará a alcanzar
niveles sin precedentes. Cuando ese día llegue, pero no hasta
entonces, nuestra esperanza compartida en un mundo en el que los
animales sean de verdad tratados humanamente tendrá por fin unas bases
sólidas .

LEYES... NO CAMBIAN COSTUMBRES

LAS COSTUMBRES SE CONVIERTEN EN LEYES ...CAMBIEMOS JUNTOS LA COSTUMBRE DE LA INDIFERENCIA

ANTE EL SUFRIMIENTO QUE VIVEN DIA A DIA ..NUESTROS HERMANOS -NO HUMANOS

LOS ANIMALES




Maricarmen Sánchez Gonzalez

Asoc Ecologica prodefensa de los animales Acapulco

Ahora Unidos a Happytails ..Un mundo mejor para los Animales A.C

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